sábado, 28 de noviembre de 2009

La rapiña del Patrimonio Monumental


El orgullo de habitar una ciudad o una zona bonita, transmite apreciable autoestima en los residentes. La pérdida de un árbol especial o de una construcción histórica, crea entre los vecinos una sensación de congoja.
La destrucción sistematizada de las zonas monumentales de México desde la década de los 40 del siglo XX, sea en la capital del país o en sus provincias, ha transformado por completo el sentido de apreciación arquitectónica del mexicano, ahora acostumbrado a mirar adefesios funcionalistas donde antes hubo auténticas construcciones palaciegas.
No es temerario afirmar que quienes nacieron en las actuales colonias populares, carecen del sentido de la estética y les es por completo indiferente el peligro que corre el Patrimonio Cultural Tangible frente a las demoledoras ambiciones de mercenarios sin escrúpulos de nuestros Centros Históricos.

Basura


María Moliner dice que basura es la suciedad o conjunto de desperdicios de cualquier clase, como los que se hacen a diario en una casa, las cosas viejas que se tiran al hacer limpieza. Basura también se le llama a una persona despreciable, o a un artículo o actividad de pésima calidad. Así un teléfono celular, un compañero del trabajo o un oficio indigno, pueden estar catalogados en nuestras vidas como basura.
Me emociona que gente a la que nadie da crédito, es la que finalmente nos salva; objetos que nadie desea, pueden convertirse en nuestros objetos favoritos, y pedazos de desperdicio, como los pets desechables, pueden transformarse en inteligentes depósitos de otras basuras.

Un mundo gracioso


Para las personas sensibles, el movimiento es esencial. Acartonados en su mundo rígido, los modernos seres insensibles no aprecian la gracia del mundo que juega a la metamorfosis; en su ruda y civilizada postura, se niegan a la diversión que la naturaleza regala a quien la quiere tomar.
Las culturas en sus formas sencillas, casi primitivas, apreciaban más este ritmo natural, y sus objetos cotidianos, guardaban esa gracia.
Los nuestros, a no ser que sean ofrecidos en el mercado como juguetes, no son objetos graciosos: Hoy, lo lúdico cuesta, no se regala.

Noé


Como moderno Noé, este hombre ha creado un nexo de vida con el reino animal. Su visión resulta romántica para algunos y poco práctica para otros, sin embargo, el diluvio de la contaminación se avecina implacable y se puede afirmar que serán los seres inocentes, sin ánimo contaminante ni consumista, los que se salvarán.

El baño de Carlota


Carlota, por breve tiempo Emperatriz de México, tomaba su baño en esta tina de marmol. Mientras perfumaba su cuerpo, miraba desde la lejanía del Castillo de Chapultepec a la Ciudad de México, azotada por pobreza, suciedad y guerra .
Ella animó a Maximiliano para venir y ayudar a los pobres mexicanos.
Lo que nunca entendió, es que la miseria de México es causada por la inequidad de unos cuantos que se bañan en perfume, mientras la mayoría carece de lo elemental para dar vida digna a sus familias.