sábado, 28 de noviembre de 2009

La rapiña del Patrimonio Monumental


El orgullo de habitar una ciudad o una zona bonita, transmite apreciable autoestima en los residentes. La pérdida de un árbol especial o de una construcción histórica, crea entre los vecinos una sensación de congoja.
La destrucción sistematizada de las zonas monumentales de México desde la década de los 40 del siglo XX, sea en la capital del país o en sus provincias, ha transformado por completo el sentido de apreciación arquitectónica del mexicano, ahora acostumbrado a mirar adefesios funcionalistas donde antes hubo auténticas construcciones palaciegas.
No es temerario afirmar que quienes nacieron en las actuales colonias populares, carecen del sentido de la estética y les es por completo indiferente el peligro que corre el Patrimonio Cultural Tangible frente a las demoledoras ambiciones de mercenarios sin escrúpulos de nuestros Centros Históricos.

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