sábado, 28 de noviembre de 2009
Un mundo gracioso
Para las personas sensibles, el movimiento es esencial. Acartonados en su mundo rígido, los modernos seres insensibles no aprecian la gracia del mundo que juega a la metamorfosis; en su ruda y civilizada postura, se niegan a la diversión que la naturaleza regala a quien la quiere tomar.
Las culturas en sus formas sencillas, casi primitivas, apreciaban más este ritmo natural, y sus objetos cotidianos, guardaban esa gracia.
Los nuestros, a no ser que sean ofrecidos en el mercado como juguetes, no son objetos graciosos: Hoy, lo lúdico cuesta, no se regala.
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